Explorando la cartografía teórica de la prohibición del incesto como una construcción social de naturaleza paradójica, el presente trabajo trata de argumentar que las representaciones del incesto en la novela Mapocho (2002), de Nona Fernández, y en el cuento "Árbol genealógico" (2011), de Andrea Jeftanovíc, reterritorializan la inmundicia ilegítima del incesto para convertirlo en una táctica de subversión. Además, las representaciones de las relaciones incestuosas fuerzan los límites éticos y morales para desbaratar la concomitancia problemática entre la familia y la nación. Los dos relatos del incesto retan a la autoridad normativa, que rige tanto las mentalidades colectivas como las individuales, retratando a niños insubordinados que optan por violar el tabú y convertirse en huachos, para retomar las riendas de sus propias vidas. Así desmitifican a las figuras parentales déspotas. Siguiendo a Michel Foucault en History of Sexuality, se argumenta que estos dos textos revelan, con una lucidez asombrosa, que la familia es una de las instituciones naturales primordiales donde se registra la represión de los deseos aberrantes, pero paradójicamente, al mismo tiempo, los provoca.
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