La lucha por Madrid Central se ha convertido este año en un símbolo de la importancia de la movilización ciudadana para paralizar decisiones de gobernantes que ponen en peligro el aire que respiramos y el bienestar del lugar donde vivimos. Tras las elecciones de mayo, el nuevo alcalde de Madrid llegaba con el firme propósito de retirarlo, en contra de la salud de la ciudadanía y del medioambiente. Y así lo hizo. O, mejor dicho, lo intentó. Porque, una vez más, la sociedad civil se movilizó para impedirlo. El pulso duró tres semanas hasta que la justicia nos dio la razón, priorizando el bienestar colectivo sobre los posicionamientos políticos, sean del color que sean.
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