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Resumen de La Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol de Lorquí: un templo de transición al neoclásico para el último gran encuentro doloroso del barroco español

Francisco García Marco

  • El Encuentro de Jesús con María en la calle de la Amargura constituye uno de los tres pilares sobre los que se levanta la Semana Santa ilorcitana. Los otros dos son el Santo Desenclavamiento y el Encuentro Glorioso del Domingo de Resurrección. De los tres, el que ahora nos ocupa es el más “moderno”, pues hunde sus raíces en la segunda mitad del setecientos cuando llegan a Lorquí las imágenes protagonistas al calor de las modas y formas emanadas de la cofradía de Jesús de Murcia. La particularidad del caso ilorcitano reside en el “milagro de sudores y lágrimas” acaecido en la antigua imagen de la “Virgen de los Dolores, digo de los Remedios” (siempre antes de 1730), en la Mayordomía de los Remedios, que cultivó y expandió la devoción a los Dolores de María con especial atención al cuarto Dolor, y en la familia Marco Carrillo, verdaderos mecenas y mantenedores, en el tiempo, de ambas devociones: Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores. Además, ambas imágenes, protagonistas en el presente de la procesión de Jueves Santo (y hasta 1936, también, de la de Viernes Santo en la mañana), constituyen el único momento pasional que se visualiza todo el año gracias a su ubicación en el crucero del templo parroquial, frente a frente. Los dos simulacros pasionales, salidos de las gubias del maestro Salzillo, se inscriben dentro de las últimas manifestaciones artísticas del barroco murciano y español. En particular, la efigie cristífera, único nazareno del maestro en tierras murcianas, habida cuenta de que el otro Jesús Nazareno está en Huercal Overa, y de que, para el antiguo Reino de Murcia y diócesis de Cartagena, el maestro Salzillo sólo talló cuatro imágenes, dos de ellas destruidas en los aciagos días de julio de 1936. Su singularidad se acrecienta habida cuenta de que el continente en el que se veneran todo el año constituye, junto con el templo capitalino de San Juan Bautista, uno de los ejemplos de transición al neoclásico murciano, presente tanto en la sobriedad de su fachada como, sobre todo, en la decoración interior a base de yeserías, circunscritas a espacios muy concretos. La Virgen de los Dolores, con caracteres propios que la individualizan dentro del amplio elenco de dolorosas que salieron del taller del maestro, nos ofrece la riqueza y belleza de su ajuar textil y argénteo, único conservado completo y contemporáneo a la imagen siguiendo las indicaciones en medidas, tejidos y colores del propio Francisco Salzillo.


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