Villanueva de la Cañada, España
En los últimos años hemos venido observando cómo los ciudadanos hemos vuelto a ocupar cívicamente las calles, a darles un uso social y político que parecía estar relegado única y exclusivamente a los momentos de manifestarse. El trabajo parte de la hipótesis de que la procedencia del individuo influye en la percepción que se tiene del espacio y por tanto en el uso que se hace del mismo. Para aproximarnos a dicha hipótesis se utilizó la metodología cualitativa realizando 36 entrevistas en profundidad a residentes en el Sur de Madrid. En la muestra participaron ambos sexos, dos nacionalidades (españoles y ecuatorianos) y tres franjas de edad (18-25, 26-35 y 36-45), con el fin de determinar cuál de las tres variables tenía mayor influencia en la percepción y uso que se realizaba de las calles. El análisis que se presentará está dividido en cuatro apartados: en primer lugar una aproximación al objeto de estudio; en segundo lugar un análisis de la valoración que se hace de las calles, destacando: cómo se conocieron las calles, la valoración ética de las mismas (lo bueno y lo malo que entrañan) y la valoración estética (lo hermoso y lo feo que tienen); en tercer lugar se presentan las expectativas que suscitan las calles señalando: para qué sirven, qué posibilidades ofrecen, las carencias que se perciben en las calles y la satisfacción que los habitantes de la ciudad de Madrid tienen con sus calles; en cuarto lugar se muestra los usos de las calles: su usuario, el ciudadano, las relaciones que surgen en la calle y la plurifuncionalidad característica de los espacios públicos. Las conclusiones de esta comunicación tendrán por objeto dar respuesta a la hipótesis de partida analizando las diferencias de percepción y uso según nacionalidad, edad y género
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