En los meses de enero y febrero de 1933, periodo de vacaciones universitarias, tome mi primer contacto con la cultura omaguaca. Este viaje, que realicé en compañía del escultor don Ernesto Soto Avendaño y del pintor Francisco Ramoneda- cuyos nombres, por su obra artística posterior, quedaran vinculados a este trozo de territorio argentino-, ha sido recordado ya, por mi, en páginas anteriores.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados