El hijo primitivo de nuestra especie descubrió imagen y palabra, y simbolizó la acción para hallar la mecánica con la cual conquistaría su existencia. Pero los preceptos abstractos lo separaron de la simbolización de las imágenes precipitándolo hacia una escisión que habría de convertirlo en un ser irreconciliable, agravada por la organización de la sociedad, el Estado y la división del trabajo. Luego el terrorismo vino a ser otra manera de destruir la imagen del hombre como especie. La ultraderecha y la ultraizquierda, como los fundamentalismos religiosos e ideológicos, se disputan y apuestan por el trofeo de su desaparición.
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