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Resumen de One nation, two national identities: the impact of politics and the media on the recent shift in identity construction in Poland

Ewa Newerle-Wolsk, Bogumił Wolski

  • español

    El reciente giro hacia el nacionalismo conservador en Polonia parece formar parte de un fenómeno más amplio, que se puede observar no solo en algunos países del este de Eurpa sino también en partes de la "vieja" Europa e incluso en América. Sin embargo, una mirada más atenta revela diferencias preocupantes entre Polonia y el resto de países, en el sentido de que el actual conservadurismo político polaco se está acercando alarmantemente al régimen autoritario comunista, coloreado con una generosa dosis de populismo y nacionalismo. A diferencia de los demás contextos, la transformación de la identidad polaca se desató a raíz de una tragedia nacional reciente, esto es, la muerte del Presidente del país y otros noventa y cinco prominentes ciudadanos polacos en la tragedia aérea de Smolensk de 2010. La tragedia, a la que siguió una intensa actividad propagandística por parte de los partidos de derechas, tuvo una consecuencia de alcance insospechado: la división de la sociedad polaca. Esta ruptura es tan profunda que Polonia parece estar habitada por dos tribus que, si bien comparten un mismo origen, territorio y lengua, tienen muy poco o nada que ver. La línea de demarcación separa comunidades, amigos o incluso familias, haciendo que la comunicación entre ambos lados sea casi imposible. Esta división también ha afectado al ámbito de la identidad: otrora homogénea y firmemente enraizada en la conciencia de la población, la identidad nacional ha sido reemplazada por dos identidades diferentes y opuestas, a pesar de sus raíces comunes.Conscientes de la compleja naturaleza de la misma idea de identidad nacional, así como de la multitud de aproximaciones teóricas al concepto de identidad, los autores tratan de examinar por qué tantos polacos, tras realizar enormes esfuerzos por emular a Occidente después de la revolución política de 1989 y reestablecer su identidad nacional con el fin de afrontar los retos del nuevo milenio, han comenzado de manera repentina a cuestionar sus propios logros. Para explicar la naturaleza dual de la identidad nacional es necesario examinar sus cimientos míticos, puesto que los dos sentimientos identitarios que están emergiendo tienen sus orígenes en las mismas raíces. Los autores postulan que la dicotomía de la identidad nacional polaca es en realidad una cualidad innata de la misma, si bien esta no se había manifestado de manera clara antes de los acontecimientos de 2010. La tragedia de Smolensk no solo hizo emerger estadualidad sino que también fue el comienzo de una labor paralela de reinterpretación y reconstrucción del paradigma de identidad nacional. Los autores interpretan que este proceso se ha visto acelerado desde las últimas elecciones generales, cuando el partido ganador y los medios que lo apoyan comenzaron una campaña de reformulación de los elementos básicos de la identidad nacional, contribuyendo así a la creciente polarización de la sociedad polaca.

  • English

    The recent shift towards conservative nationalism in Poland seems to be part of a greater whole, observed not only in several countries of Eastern Europe but also in some parts of the “old” Europe as well as in America. However, a closer look reveals disturbing differences between Poland and other countries in that Poland’s contemporary political conservatism is becoming alarmingly close to the communist authoritarian rule, tinted with a large dose of populism and nationalism. Unlike elsewhere, the Polish identity transformation was triggered by a recent national tragedy, i.e. the death of the Polish President and ninety-five other prominent Poles in the Smolensk air crash of 2010. The tragedy, followed by intense political propaganda of the right-wing parties, has had a far-reaching consequence: it has divided Polish society. The rupture is so deep that Poland seems to be inhabited by two tribes, admittedly deriving from the same stem, yet, apart from the shared territory and language, having nothing or very little in common. The demarcation line goes across communities, groups of friends and even families, making communication between both sides almost impossible. The division has also affected the sphere of identity: once homogenous, firmly grounded in people’s consciousness, the sense of national identity has been replaced by two different and opposing identities which, despite common roots, are highly antagonistic towards each other.Aware of the complex character of the very idea of national identity as well as of the variety of approaches to the concept of identity, the authors try to scrutinize why so many Poles, laboriously trying to emulate the Western world after the 1989 political upheaval and re-establish their national identity so as to face challenges posed by the new millennium, have suddenly started questioning their own achievements. To explain the dual nature of national identity it is necessary to examine its foundational myths, as the re-surfacing opposing identities can be traced back to the same roots. The authors claim that the dichotomy of Polish national identity is its innate quality which had not manifested itself fully before the 2010 Smolensk trauma. The tragedy not only brought to the surface the duality but also started the parallel re-interpretation and re-construction of the paradigm of national identity. The authors argue that the process has accelerated since the latest election, when the winning party and its associated media initiated the policy of reshaping the crucial elements of national identity, thereby further polarizing Polish society.


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