Carlos García Molina, María Victoria López
Los resultados que aquí se presentan cuestionan la afirmación de que “el cambio de estructura de la mortalidad por causas en México está inmerso en un proceso de transición epidemiológica”. Cuando se conciben las causas de muerte como el resultado de procesos mórbidos que pudieron haber sido evitados o al menos que no evolucionaran hacia desenlaces fatales, con distintos tipos de medidas económicas, sociales, de servicios de salud y los avances en el conocimiento científico y tecnológico en salud, queda clara la existencia de una determinación estructural que impide que amplios sectores de la población transiten hacia “perfiles epidemiológicos modernos”.Este trabajo es parte de una investigación que busca aportar al conocimiento del proceso salud-enfermedad-muerte en la frontera norte, entendiendo ésta como un subproducto de la estructura socioeconómica de una formación social específica que determina la forma de enfermar y morir, y facilitar a nivel regional y (o) sectorial, el diseño de acciones y políticas tendentes a mejorar las condiciones de salud de su población.Se utilizaron las bases de datos anuales sobre defunciones, entre 1979 y 1991, generadas por el INEGI yla DGE-SSA para los estados de Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Tamaulipas. Se ajustaron las defunciones según el procedimiento propuesto por Preston-Coale y se construyeron tablas de vida para 1980 y 1990. Se encontraron los aportes de los grupos de causas evitables por sexo y edad a las ganancias en la esperanza de vida en el periodo según el procedimiento de Pollard.Entre los hallazgos se destacan: una ganancia de 4.1 años en la esperanza de vida debido, entre otras causas, a una leve disminución relativa de muertes por causas que pudieron haber sido evitadas. Éstas todavía tienen una alta contribución al total de muertes (alrededor de 50%). En contra de lo esperado, el género masculino disminuyó en .4 años la diferencia en la esperanza de vida con respecto a sus congéneres (6.2 años en 1990). La sobremortalidad masculina sigue siendo explicada por este tipo de causas, en donde los accidentes y violencia aportan altos porcentajes principalmente en Baja California y Chihuahua.Para 1990, se encontró una subestimación de 29% en la tasa de mortalidad infantil con respecto a las estadísticas vitales. Finalmente, fue posible construir grupos de alto riesgo que deberán ser prioritarios si se quieren alcanzar nuevamente ganancias importantes en la esperanza de vida.
The results presented here dispute the assertion that "in Mexico structural change in mortality due to causes is immerse in an epidemiological transition process." When death is the result of morbid processes that could have been avoided or at least kept from producing fatal consequences -through socioeconomic measures, health care, and medical knowledge and technology- it is clear that there exists a structural determination that does not allow large population sectors to acquire "modern epidemiological profiles."This study forms part of research project on the health-disease-death process along the Northern Frontier -a by-product of the socioeconomic structure of a specific social formation that determines disease and death- to support regional and sectorial design of policies and actions for the improvement of health conditions for its population.Data was obtained from National Institute of Statistics, Geography, and Information (INEGI) and DGE-SSA (Public Health Mi- nistry) yearly death registers of Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, and Tamaulipas, from 1979 to 1991. Deaths were adjusted according to the Preston-Coale procedure and life tables were built for 1980 and 1990. Contributions of groups of avoidable causes to life expectancy gains during this period, by sex and age, were obtained according to the Pollard procedure.An important finding is a 4.1 year increase of life expectancy due, among other causes, to a slight decrease in avoidable death causes, although these still produce about 50% of deaths. Contrary to expectations, males decreased by .4 years the difference in life expectancy in relation to the females (6.2 years in 1990). Excessive male mortality is still due to avoidable causes, since accidents and violence contribute highly to death rates, mainly in Baja California and Chihuahua.In relation to vital statistics a 29% under-estimation in child death rate was found for 1990. Finally, it was possible to define some highrisk groups which should become priority if we hope life expectancy to increase again.
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