El cuidado del paciente tras cirugía mayor de cabeza y cuello ha cambiado en los últimos años. La patología que acapara este tipo de intervenciones es la tumoral; aunque también se utiliza para resolución de patologías benignas.
Recientes avances en el equipamiento y en las técnicas quirúrgicas han mejorado el postoperatorio en este campo, permitiendo una recuperación precoz, un menor grado de dolor y tasa de infección, una menor estancia hospitalaria e incluso unos mejores resultados estéticos. Esto se debe al uso de técnicas mínimamente invasivas, que están cobrando protagonismo en los últimos años. Estas permiten realizar procedimientos complejos en la región de cabeza y cuello, a través de orificios naturales o pequeñas incisiones, con mínimo daño y mínimas secuelas para los pacientes.
A pesar de estos avances, dada la complejidad de la intervención, el manejo de estos pacientes requerirá un enfoque multidisciplinar, fundamentalmente en las unidades de cuidados intensivos para vigilar la posible aparición de complicaciones. Entre los factores de riesgo potenciales destacan: comorbilidad previa, el tipo de intervención, como el vaciamiento cervical bilateral, la necesidad de politransfusión y la aparición de complicaciones precoces que requieren una reintervención.
A pesar de diversos estudios realizados, no existen protocolos estandarizados para el período postoperatorio de este tipo de intervenciones, lo que hace que muchos trasladen protocolos de recuperación precoz (ERAS: «Enhanced Recovery After Surgery») ya instaurados en otras especialidades quirúrgicas.
Patient care after major head and neck surgery has changed in recent years. Tumors are the most common reasons for this type of surgery, though it is also used to treat benign conditions.
Recent advances in equipment and surgical techniques have improved the postoperative course in this field, allowing early recovery, less pain and infection, a shorter hospital stay, and even better aesthetic results. This is due to the use of minimally invasive techniques, which are gaining relevance. Such techniques allow complex procedures in the head and neck region, through natural orifices or small incisions, with minimal damage and sequelae for the patients.
Despite these advances, however, the complexity of the treatment intervention requires multidisciplinary patient management, mostly in the Intensive Care Unit, in order to monitor the possible occurrence of complications. Potential risk factors include previous comorbidity, the type of surgery involved (e.g., bilateral cervical lymphadenectomy), multiple transfusions, and the appearance of early complications requiring repeat surgery.
Despite the existence of several studies, there are no standardized protocols for the postoperative period in surgeries of this kind. This causes many specialists to resort to accelerated recovery protocols (ERAS: “Enhanced Recovery After Surgery”) that have already been established in other surgical specialties.
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