Francisco Javier Mazuecos Gómez
En la actualidad existen una serie de circunstancias que imbuyen a los profesionales a que tiendan a procrastinar dentro de sus tareas diarias (Ferrari et al., 1995 citado por Cid, 2015, p.17). La latencia de situaciones de postergación de tareas repercutirá en percibir una Calidad de Vida no adecuada a las necesidades que tiene el individuo, con más motivo el trabajador social que posee una carga emocional, así como burocrática, con cierta dificultad para gestionar en momento y lugar. Las emociones llevan una carga intrínseca posible o no de gestionar adecuadamente, no así la burocrática que posee una serie de premisas y fundamentos a tener en cuenta, siendo las barreras existentes las que en ciertas ocasiones se vuelven insalvables, lo que, como mecanismo de defensa lleva al trabajador a no realizar en el momento adecuado la gestión a realizar. En definitiva, el objetivo de la presente comunicación es aportar información suficiente referente a la procrastinación que pudieran ejecutar los trabajadores sociales y como estas conductas tienen cierta carga negativa repercutiendo en la percepción de su calidad de vida profesional. Se expondrá la investigación realizada respecto a las dimensiones antes mencionadas, aportando al finalizar propuestas que promoverán acciones positivas, que repercutirán en los trabajadores sociales respecto a la percepción de su calidad de vida.
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