Barcelona, España
La inercia terapéutica se define como la omisión de tomar una conducta terapéutica, tal como iniciar, adicionar un fármaco o incrementar su dosis durante el seguimiento del paciente, a pesar de tener indicación para ello. En hipertensión arterial, actualmente se considera que la inercia terapéutica es un notable impedimento para lograr un adecuado control y esto tiene implicaciones en el pronóstico de la enfermedad. La inercia terapéutica puede deberse a distintos factores que involucran al médico, al paciente y al sistema sanitario. Gran número de estudios han intentado encontrar determinantes que condicionen la presentación de inercia terapéutica en hipertensión arterial y explicar las causas por las que el profesional sanitario responsable del tratamiento no realiza las modificaciones terapéuticas adecuadas. Entre las múltiples causas que podrían motivar la aparición de inercia terapéutica por parte del médico, se describen la presencia de diversos sesgos cognitivos y afectivos que influyen en el razonamiento clínico y en la toma de decisiones durante la actividad asistencial en el consultorio. Identificar y reconocer estos sesgos cognitivos y afectivos podría ser importante para plantear estrategias educativas en los profesionales de la salud. Para esto se requiere un abordaje multidimensional, incluyendo otros conocimientos más allá de lo observado hasta ahora en relación con el déficit de información y actualización en la patología, abriendo el análisis a la consideración de otras causas. Evitar la inercia terapéutica debería considerarse una prioridad junto a otras importantes medidas, para lograr el control de la hipertensión arterial y minimizar sus consecuencias.
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