Resumen: Gran parte de la historiografía nacional mexicana ha sido construida a partir del supuesto de que la captura de Tenochtitlan y la subsecuente subyugación del “imperio” azteca, habría sido a la vez el objetivo y la culminación de la empresa de Cortés. Pero ésa no es sino una pura construcción historiográfica, muy alejada de la manera como los propios conquistadores concibieron ese acontecimiento. En este escrito se explica por qué, a pesar de los viajes de Vespucio y la aparición de la Cosmographiae Introductio de Martin de Waldseemüller, en donde el “Nuevo Mundo” aparece ya como una parte “separada” de Asia, en realidad, los conquistadores y exploradores del primer tercio del siglo XVI seguían viendo esas tierras como geográficamente inmediatas a los confines asiáticos. Por ello, ni Cortés, ni su gente percibieron nunca la captura de la capital de los aztecas como el pináculo de su actividad conquistadora, sino sólo como una etapa en una empresa mayor, la cual, pensaban, habría de llevarlos mucho más lejos: hasta la llamada mar del Sur, que no era otra cosa sino el mar de la India y, por lo tanto, hasta las ricas islas asiáticas y la China de Marco Polo.
Abstract: Much of Mexico’s national historiography has been constructed around the assumption that the capture of Tenochtitlan and the subsequent subjugation of the Aztec “empire” constituted, at one and at the same time, the objective and culmination of Hernán Cortés’ ambitions in New Spain. But this is simply a historiographic construction; indeed, one that deviates markedly from how the conquerors themselves conceived those events. This article explains why, despite the voyages of Amerigo Vespucci and the appearance of Martin de Waldseemüller’s Cosmographiae Introductio, which still depicted the “New World” as a land “separated” from Asia, in reality the conquerors and explorers of the first three decades of the 16th century always considered those lands as being geographically proximate to the Asian continent. As a result, neither Cortés nor his followers ever perceived the taking of the Aztec capital as the pinnacle of their wars of conquest. For them it was but one phase of a greater enterprise, one that they believed would take them much farther afield, as far as the so-called “Southern Sea” (mar del Sur) -the Indian Ocean- and from there to the rich islands of Asia and the China described by Marco Polo.
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