Cuando Jesús proclama que “el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1, 15) está anunciando que es Dios mismo quien se está acercando a la historia humana concreta y que es necesario abrirle el camino para que pueda actuar con misericordia y bondad. Esta actuación divina se dirige a todos y a todas sin excepción, pero son destinatarios privilegiados los pobres, los desheredados y los oprimidos. La proclamación del Reino de Dios, por tanto, orienta la praxis de Jesús hacia los últimos y visibiliza su experiencia del Abba, siempre perdón y misericordia.
“Ditosos os pobres porque voso é o Reino de Deus (Mt 5, 20)” Encrucillada 211 (enero-febrero 2019) 36-50
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