Este donostiarra, catedrático de Etica, anarquista moderado y crítico impenitente, se ha echado el mundo nacionalista encima por mandar una carta a José Antonio Ardanza, junto a otros 19 intelectuales. En ella pide que vele por la observancia de la ley y el orden, deteriorados todos los días en las calles de Euskadi por los violentos.
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