Desde la expropiación de Rumasa, hace casi 14 años, José María Ruiz-Mateos ha vivido con dos objetivos: la reconstrucción del imperio de la abeja a partir de la Rumasa Internacional que no fue expropiada; y que su caso no quedara en el olvido, realizando para ello todo tipo de parodias y payasadas. Y también ha vivido con una espera: la hora de su juicio final, previsto, a cara descubierta, para el miércoles, 22 en la Audiencia Nacional.
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