Ante la insistencia de eliminar manchas de oxidación en planos de tela almidonada dibujados con tintas solubles, realizamos numerosas pruebas. Conocedoras de la acción intrusa del hipoclorito sódico en las fibras, se intentó, sin resultados, el proceso de blanqueo con peróxido de hidrógeno, tetra-borohidruro de sodio, borato de sodio. Además, no podíamos utilizar ningún sistema acuoso por la calidad altamente soluble de las tintas. Decidido que el único blanqueante que podía funcionar era el Hipoclorito sódico, bastaba encontrar el disolvente adecuado que le permitiera actuar a la par de proteger no sólo las tintas, sino las fibras. La acetona, el W.Spirit y el tolueno dificultaban el efecto. Concluimos que el disolvente más adecuado en este caso es el tricloroetileno, ya que, como hemos podido observar, va neutralizando la acción del hipoclorito sódico después de actuar, y podemos controlar de esta manera el grado en que éste afecta a las fibras.
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