En el año 2008, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe llamado Subsanar las desigualdades en una generación: Alcanzar la equidad sanitaria actuando sobre los determinantes sociales de la salud. Se trata de un estudio relevante sobre la salud pública mundial que apareció quince años después que el Banco Mundial publicara, en 1993, su informe histórico, Invertir en salud que marcó el paso del liderazgo de la OMS al Banco Mundial. En este artículo, examino la relación entre esos dos informes en el contexto del tercermundismo, de las políticas del desarrollo (1950-1980) y de la globalización (1980-2008).
Aunque las ideas tras el Informe de 2008 no son nuevas, tal como lo reconoce la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (CDSS), creada por la OMS y autora del documento, este informe marca un regreso crucial a la retórica sobre la Atención Primaria de Salud, como ya lo había hecho la OMS en 1978, cuando introdujo su “Salud para todos en el año 2000”. El Informe se distancia del estudio del Banco Mundial de 1993 y de las políticas neoliberales que lo siguieron. Sin embargo, la nueva retórica sobre la salud dirigida hacia el desarrollo y la reducción de la pobreza dista mucho de ser crítica con tales políticas neoliberales y es, más bien, coherente con el giro más reciente que, con respecto a las políticas globales, han tomado el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Fifteen years after the World Bank issued its historical 1993 report Investing in Health, which marked the transition of leadership from the WHO to the World Bank, the Commission on Social Determinants of Health (CSDH) has produced a significant study about the world’s public health: Closing the gap in a generation: health equity through action on social determinants of health (from now on the Report). It is not that the ideas behind it are new, as the Commission recognises, it is that this document marks a crucial return to the WHO’s rhetoric of Primary Health Care as in 1978 when it launched its “Health for all for the year 2000”. The Report distances itself from the 1993 World Bank study and its ensuing neo-liberal policies. Yet the new rhetoric on health directed to development and poverty reduction is coherent with the latest shift of the World Bank and the International Monetary Fund (IMF) on global policy.
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