La nueva terminal T1 del Aeropuerto de Barcelona, ubicada en El Prat de Llobregat, es un ejemplo de la mejor arquitectura española.
La propuesta arquitectónica llevada a cabo a partir del proyecto de Ricardo Bofill conjuga un carácter internacional y multicultural con la luminosidad y calidez ambiental de la arquitectura mediterránea. Uno de los valores del proyecto es haber conseguido integrar un gran nudo de comunicaciones y centro de servicios dentro de una zona de interés ecológico, minimizando el impacto medioambiental.
El aeropuerto está provisto de una instalación de gas de Alta Presión que se utiliza en la alimentación de calderas, para reforzar la instalación de agua caliente sanitaria y para el amplio servicio de restauración del edificio
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