Pablo de Tarso, el Cardenal Martini y el teólogo Olegario González de Cardedal han creído y vivido en profundidad, también en circunstancias no siempre favorables, la dimensión intelectual de la Iglesia. Su recuerdo en estas páginas quiere ser una invitación a la vuelta a los orígenes, y a que su ejemplo anime a los responsables de la facultades de teología y centros teológicos a afrontar con valentía las dificultades y frenos que actualmente existen para que la iglesia sirva, también intelectualmente, al Pueblo de Dios y al conjunto de la sociedad. Igualmente, para que se pongan en práctica sin prisa, pero sin pausa lo que, en otros, el proemio de Veritatis Gaudium subraya con meridiana claridad.
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