Hace un año, el periodista Carlos Hugo Arriazu obtuvo el éxito de su vida al fotografiar al Príncipe Felipe en compañía de Gigi Howard. La semana pasada sufrió un crudo revés: ser declarado culpable de espiar a la acompañante del Príncipe de Asturias. Pero el trasfondo es mucho más enigmático que una novela de miedo.
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