Philippe Descamps, Xavier Monthéard
Luxemburgo, plaza fuerte de los bancos y de las instituciones europeas, también es una torre de Babel en la que la población habla por lo general tres y hasta cuatro idiomas. Paradójicamente, el aumento de la presencia de extranjeros favorece, más allá del francés y el alemán, un interés por el lëtzebuergesch (luxemburgués).
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