Los historiadores y sociólogos interpretan específicamente los derechos de la mujer a los bienes y a la sucesión como una fuerza importante contra el desmantelamiento de las sociedades. En este artículo se demuestra que existieron otras formas de la movilidad de los bienes entre los sexos, en el siglo XIV, en Marsella -de la madre al hijo y del padre a la hija- y se estudia cómo la protección legal que creaban los derechos dotales constituía estrategias distintas para mantener los bienes y las riquezas en el linaje familiar. Que éste fuera patrimonial o matrilineal no revestía demasiada importancia.
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