La rabdomancia fue practicada en la Nueva España por personas de las clases populares. Se tiene noticia de ella durante los siglos XVII y XVIII gracias a las denuncias hechas ante el Santo Oficio. Si bien tuvo algunos adeptos, frecuentemente se le consideró como algo ridículo. Lo interesante es que dicha opinión coexistió con otra, la religiosa, que la concibió como un pecado. Pese a ello, la primera postura primó todo el tiempo sobre la segunda, de modo que los rabdomantes siempre fueron puestos en burla y nunca castigados. El presente artículo busca explicar tal fenómeno, pero también se interesa en reconstruir e interpretar la forma como se practicó dicho “secreto y ciencia”.
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