Este primero de mayo nos llega a las entidades y personas que integramos Iglesia por el Trabajo Decente con gran dolor y tristeza por la enfermedad y la muerte de tantas personas por la pandemia, así como el dolor de familiares que no han podido acompañarlas en sus últimos momentos.
Y sentimos una gran gratitud a todo el personal sanitario, científico, de emergencias, suministros y de cuidados que contribuyen a sostener la vida.
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