La experiencia de Barcelona 92 puede ser provechosa para la organización de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. También en materia de seguridad. En Barcelona se demostró que las exigencias de un dispositivo riguroso y eficaz no tienen que suponer un retroceso de la calidad del espacio público y de las condiciones de vida de la población. Las principales claves del éxito fueron el carácter público de la dirección de la seguridad y la tecnología de planificación diseñada y puesta en marcha. Como en otros ámbitos, la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 también contribuyó a la mejora de la seguridad en España y Cataluña a partir de entonces.
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