La actual cultura, buena parte de ella denominada postmo— derna, incide fuertemente en la educación religiosa de los jóvenes, por cuanto crea una escuela paralela con más fuerza educativa que la que hoy poseen las instituciones: familias, colegios, parroquias. Esta nueva situación demanda una nueva evangelización y una nueva educación, que ha de tener muy presente la Enseñanza Religiosa escolar y la Catequesis. Es necesario, en aras a la eficacia, un cambio urgente en la formación del profesorado, en los objetivos, contenidos, métodos, medios, etc.
Como la levadura sólo hace fermentar la masa si se encuentra en medio de ella, así la educación religiosa ha de conocer y aceptar la situación presente para, desde ella, realizar el cambio oportuno hasta lograr la finalidad deseada: ser fieles simultáneamente al sujeto (de hoy, no de antaño) y al mensaje.
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