Este artículo propone una revisión de la etapa temprana decreación de dos artistas chilenas que desarrollan un cuerpofundamental de su trabajo en la politizada década de los añossesenta en nuestro país: Valentina Cruz, cuya práctica se basaen el ejercicio de la escultura y el dibujo, y Virginia Errázuriz,que trabaja a partir de una serie de operaciones experimentalesde grabado, arte textil, dibujo e instalaciones. Las une unaapertura hacia la prueba y búsqueda de nuevos materiales,más cercanos, desconocidos o domésticos, y una preguntapor modos y formas en el ejercicio radical que constituye labase de su práctica a lo largo de la década de los sesenta y sus reverberaciones, hasta inicios de los años setenta.
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