En 2004, la compañía minera Rio Tinto se comprometió a mejorar la ecología de sus yacimientos en las zonas más vulnerables. Empezarían en Madagascar, donde la empresa estaba extrayendo el mineral ilmenita.
Los ecologistas que trabajan en Madagascar, una tierra rica en especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, se asociaron con Rio Tinto para ayudarles a cumplir su promesa.
Finalmente, Rio Tinto se retractó, lo que planteó el interrogante sobre si las compañías mineras y los ecologistas pueden colaborar de manera eficiente en temas de gestión ambiental.
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