El análisis patočkiano del aparecer es solicitado por tres exigencias convergentes: la manifestación no pertenece al orden de lo manifestado, no es obra de un sujeto, y no obstante reviste la posibilidad de un aparecer subjetivo. Este artículo pretende mostrar cómo la consideración rigurosa de las coordenadas del aparecer conduce en línea recta hacia una teoría dinámica de la manifestación, que ve en el movimiento, irreductible sin lugar a duda a un simple desplazamiento, aquello que constituye el sentido último de ser del mundo como del sujeto, permitiendo así articularlos entre sí
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