David A. Raichlen, Gene E. Alexander
Actualmente, es bien sabido que el ejercicio tiene efectos positivos sobre el cerebro, especialmente a medida que envejecemos. No obstante, hasta hace poco no había una explicación clara para ello.
Sucesos fundamentales de la historia evolutiva de los humanos pueden haber forjado una conexión entre la actividad física y la función cerebral.
Los ejercicios físicos que son cognitivamente exigentes pueden resultar más beneficiosos para el cerebro que aquellos que requieren un menor esfuerzo cognitivo.
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