Ana Ilundaín González, Julia Ocón Bretón, José Antonio Gimeno Orna
La osteoporosis es una enfermedad muy prevalente y se ha convertido en un importante problema de Salud Pública en los países occidentales, debido a la disminución de la calidad de vida y los elevados costes sanitarios que ocasionan las fracturas. Aunque la masa ósea de cada individuo está determinada, fundamentalmente, por factores genéticos (raza, sexo y herencia), la nutrición constituye el factor modificable más importante para el crecimiento y mantenimiento de la misma. Las recomendaciones dietéticas para la prevención y tratamiento de la osteoporosis serían, resumidamente: Dieta normocalórica o hipocalórica en caso de sobrepeso u obesidad, moderado consumo proteico (0,8-1g/kg de peso), consumo de 1000-1500 mg/día de calcio, gando a alcanzar hasta un tercio del fósforo total ingerido. El mantenimiento de niveles elevados de fósforo en sangre de manera prolongada favorece el desarrollo de determinadas complicaciones como el hiperparatiroidismo, la osteodistrofia renal y las calcificaciones de tejidos blandos. Todo ello está asociado con un incremento de la mortalidad de causa cardiovascular en los pacientes en hemodiálisis periódica, constituyendo un factor de riesgo independiente en dichos pacientes. La alimentación del paciente con ERC, de cara a restringir el fósforo, ha de ir orientada a limitar los alimentos con aditivos con fósforo ( procesados, congelados, etc.) en lugar de limitar los alimentos proteicos. La prescripción dietética de estos pacientes debería tener en consideración no solo el valor absoluto de fósforo de un alimento en cuestión, sino también la ratio fósforo/proteína de cada alimento y el total de la dieta.
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