Los mares sufren el calentamiento global y una de las cuencas que más nota sus consecuencias es la mediterránea. Las características fisicoquímicas están cambiando por el aumento de la temperatura en las aguas superficiales y profundas. Esto está provocando una pérdida de biomasa en la base de la red trófica, un aumento de la acidez y una caída del oxígeno disuelto.
El aumento de la temperatura convierte las aguas mediterráneas en un lugar adecuado para nuevas especies exóticas.
Todos estos efectos, sumados a otros de igual origen antropogénico, ponen en riesgo muchos ecosistemas mediterráneos de alto valor ecológico y gran importancia económica.
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