Si bien parece que las personas sentimos rechazo ante la violencia y preferimos la empatía y el respeto, olvidamos esto cuando nos relacionamos con los otros animales. En ese caso, priman nuestros deseos y caprichos en lugar de sus intereses fundamentales. Si aspiramos a construir un mundo no violento, debemos rechazar también la violencia contra los animales, en tanto que seres con capacidad de sentir y experimentar sus vidas. Además, esta violencia está relacionada con la violencia interpersonal y con la violencia de género, por lo que ignorarla contribuye a mantener sociedades injustas y peligrosas.
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