Un artículo de 1890 del egiptólogo Gaston Maspero pone de manifiesto un intento pionero por conservar las momias animales del antiguo Egipto al objeto de ampliar nuestros conocimientos sobre las faunas, tanto pretéritas como modernas, del valle del Nilo. Tal intento por potenciar nuestra comprensión del pasado desde el punto de vista de los animales resultaba innovadora toda vez que las corrientes históricas del momento estaban centradas sobre momias humanas y objetos de los denominados “valiosos”. EL hecho constituye el primer capítulo de un cambio en la corriente científica conducente a valorar las complejas e íntimas interrelaciones establecidas en el antiguo Egipto entre seres humanos y animales.
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