Las agencias multinacionales extienden sus redes por todos los rincones del globo de forma imparable. Por si fuera poco, la tendencia más actual es la de crear a toda costa enormes redes de varias cabezas a base de unir dos o más multis. Esta ramificación debe pagar el precio de la coordinación, para que el crecimiento no se convierta en un descontrol de actuaciones nacionales, máxime cuando el fin último de estas supermultis es dar servicio a los superclientes multinacionales. De ahí la necesidad de contar con órganos que garanticen la unidad y la coherencia de cada red. No todas las agencias solucionan el problema de igual forma. Lo explican algunos españoles que participan de estas superestructuras internacionales.
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