En su novela Sefarad (2001), Antonio Muñoz Molina hace partícipe al lector de los procesos de exclusión que experimentan aquellos individuos que, como consecuencia del Holocausto, la guerra civil española (1936-39) o el terror estalinista, son arrollados bajo los engranajes de la historia. Para ello, Muñoz Molina involucra al lector en un diálogo mutuamente informativo entre presente y pasado con el propósito de preservar la memoria, de hacerla relevante para un lector contemporáneo y de incluir a este último dentro de un contradiscurso que se concibe fuera del marco social y totalizador de la historia.
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