Existen tres formas clínicas de encefalitis por sarampión: encefalitis aguda postinfecciosa, encefalitis aguda progresiva y panencefalitis esclerosante subaguda. El diagnóstico de encefalitis por sarampión (ES) se basa en la presencia de un cuadro clínico típico, generalmente de inicio juvenil, y la presencia de anticuerpos específicos en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Aunque las alteraciones cognitivas conductuales y mioclonías son las manifestaciones clínicas más frecuentes en niños, se han descrito también presentaciones atípicas en adultos. Describimos el caso de un paciente varón de 28 años, inmunocompetente que fue ingresado por presentar alteraciones cognitivas y motoras tras un episodio febril con gastroenteritis. El examen neurológico demostró deterioro cognitivo, mioclonías, distonía cervical, movimientos coreiformes, parkinsonismo y marcha atáxica. El diagnóstico de encefalitis postinfecciosa por el virus del sarampión se realizó en base a la síntesis intratecal elevada de anticuerpos contra el virus del sarampión en el LCR, y una infiltración perivascular sin cuerpos de inclusión en la biopsia cerebral, con PCR negativa para el virus del sarampión. El paciente evolucionó hacia un estado de mutismo acinético, muriendo pocas semanas más tarde. La ES aguda postinfecciosa en adultos es un trastorno raramente visto en países occidentales. Aunque las mioclonías son el trastorno del movimiento más comúnmente asociado a la ES de inicio juvenil, ataxia y otras discinesias como corea, distonía y parkinsonismo, pueden observarse en las formas de inicio adulto.
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