Este artículo constituye una franca confesión de la tragicomedia de mi doctorado de Filosofía: su amplia gama de avatares, percances y vicisitudes trenzados y transidos con vaivenes, altibajos, claroscuros y vivencias agridulces, iluminados todos ellos por la diatriba parresiástica de san Agustín intitulada ‘Contra los académicos’, que yo me atrevo a reeditar hoy como una crítica -de todas maneras constructiva- para que reorientemos una educación muy desvirtuada por arrodillarse a la administración y correr el riesgo de degradarse a mercancía...
Y que obvia su principal objetivo: enseñar a pensar críticamente en una sociedad agónica que reclama un protagonismo profético (con guión intencional) e incluso parresiástico de la Educación, y no la imperdonable reducción a ‘aparato ideológico del Sistema’ (Louis Althusser) y, por ende, del ‘desorden establecido’ (Emmanuel Mounier).
This article constitutes a frank confession of the tragi-comedy of my philosophy doctorate: its wide range of avatars, mishaps and vicissitudes twisted and traversed with swings, ups and downs and chiaroscuros, all of them illuminated by San Agustín’s parochial tirade entitled ‘Against academics’, which I dare to reprint today as a criticism -in any case constructive- so that we redirect a very distorted education by kneeling down to the administration and running the risk of degrading ourselves to merchandise ... And that obviates its main objective: to teach to think critically in an agonizing society that claims a pro-ethical protagonism (with an intentional script) and even parrhesiastic of Education, and not the unforgivable reduction to ‘the ideological apparatus of the System’ (Louis Althusser) and, therefore, of ‘disorder’ established ‘(Emmanuel Mounier).
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