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Paleosuelos en el Valle de Teotihuacan, México: Evidencia de paleoambiente e impacto humano

  • Autores: Elizabeth Solleiro-Rebolledo, Emily McClung de Tapia, Sergei Sedov, José Luis Villalpando-González, Jorge Enrique Gama Castro
  • Localización: Revista mexicana de ciencias geológicas, ISSN-e 2007-2902, ISSN 1026-8774, Vol. 20, Nº. 3, 2003, págs. 270-282
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • El valle de Teotihuacan, localizado en el sector noreste de la Cuenca de México, fue colonizado en el año 1,100 AC. La primera y más grande ciudad prehispánica de las Américas se desarrolló aquí en los años 350-550 DC, alcanzando una población de 125,000 habitantes. Se considera que el decaimiento del estado teotihuacano tuvo lugar entre 600 y 650 DC. Las causas son atribuidas al cambio climático global, a la degradación del ambiente y a trastornos económicos y/o políticos, pero ninguna evidencia directa se ha presentado para apoyar estas hipótesis. El estudio de paleosuelos contribuye a un mejor entendimiento sobre las condiciones ambientales que prevalecieron en Teotihuacan, con el fin de comprender mejor sus relaciones potenciales con los eventos culturales y económicos del pasado prehistórico. La distribución de los suelos se asocia directamente con el relieve. En los cerros Gordo (3,050 m s.n.m.) y Patlachique (2,700 m s.n.m.) se relacionan con condiciones forestales, donde los paleosuelos se caracterizan por tener perfiles poligenéticos con diferentes grados de desarrollo. Los suelos más antiguos son Luvisoles. A elevaciones menores (C. Colorado, 2390 m s.n.m.), los suelos están estratificados y pobremente desarrollados, con evidencias de coluvionamiento y erosión. Los suelos con propiedades flúvicas en la planicie aluvial (2,250-2,350 m s.n.m.) también tienen escaso desarrollo y están influenciados por procesos erosivos y una acumulación intensa. Aquellos suelos que corresponden con el periodo teotihuacano (2,000-1,350 años AP) muestran múltiples indicios de impacto humano. Las evidencias micromorfológicas indican actividades agrícolas intensivas (deforestación, quema, compactación, erosión). La presencia de carbonatos en los estratos subyacientes se relaciona con cambios en la humedad. Los fitolitos del mismo estrato indican alteraciones en la vegetación a través del tiempo, lo cual refleja condiciones variables de temperatura y humedad. Los resultados claramente reflejan modificaciones ambientales debidas a la influencia antrópica. Además, la evidencia sugiere que el mayor impacto de la ciudad prehistórica sobre el paisaje resultó por una inadecuada explotación de los recursos forestales que provocó erosión intensa y cambios significativos en el régimen hídrico de la región.


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