Una vez que se ha alcanzado un elevado grado de descentralización en favor de las comunidades autónomas, llego el momento de potenciar el papel de las corporaciones locales en la organización territorial del Estado. Las entidades locales deben tener un ámbito competencial adecuado, unos medios financieros, personales y materiales suficientes y una estructura y organización ágil y flexible que les permitan cumplir con las importantes funciones que tienen asignadas en su condición de Administración más cercana al ciudadano.
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