España tiene muchos intereses que defender por todo el mundo. La diplomacia no basta y el Estado debe disponer tanto de una Armada poderosa para afianzar su influencia internacional como de una estrategia clara a tal fin, que ha de hacerse bien visible en las áreas más próximas geográfica, económica y culturalmente. Para fortalecer la marina se ha de alcanzar el objetivo presupuestario comprometido en el seno de la OTAN y equilibrar el reparto del gasto entre los tres ejércitos. Solo así será posible construir una Armada hemisférica que no puede renunciar a su ambición anfibia. Para ello es preciso un pacto de Estado.
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