México
La dinámica comercial de la Costa Occidental mexicana sirve como escenario para mostrar cómo, ante la ausencia de una ceca, fue posible mantener la extracción legal de metales sin amonedar a través de puertos como Mazatlán. La apertura de la Casa de Moneda de Culiacán en 1846 intentó poner fin a esta situación. No obstante, el gobierno estatal continuó otorgando permisos de exportación en coyunturas políticas particulares. En este artículo se analiza el conicto generado por la coexistencia de los arrendamientos de las casas de moneda y de los permisos de la exportación de metales en pasta.
The commercial dynamic of Mexican West Coast exposes how it was possible to maintain the legal extraction of uncoined precious metals through ports like Mazatlán, despite the absence of a local Mint.
The opening of Culiacan Mint in 1846 tried to end that practice. However, the local government continued issuing uncoined silver exportation permits, which confronted the minting lessee with the federal government. This paper shows some problems generated by simultaneous existence of two important mexican regulations on monetary economy in 19th century: the leasing of various minting houses in the country and silver bullion exportations policy.
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