Los grupos familiares de pueblos en aislamiento que habitan en la región del Yasuní, mantienen dinámicas sociales y culturales propias en un remanente del territorio de uso y movilidad tradicional que comparten con varios poblados Waorani. Este espacio colinda con actores externos que se han asentado y que ejercen presión sobre el mismo, generando conflictos, manifestados en eventos de violencia. En 2013, un ataque con lanzas terminó con la vida de una pareja de ancianos waorani. El hombre lanceado era un líder tradicional waorani que había vuelto a vivir en el territorio de sus antepasados, compartiéndolo con grupos familiares en aislamiento, luego del contacto que vivió desde 1970. A pesar de las particularidades de este ataque, desde la sociedad nacional no se buscó su real comprensión; más allá del proceso judicial que inició la fiscalía general del estado, a través de la Comisión de la Verdad y Derechos Humanos, para identificar aspectos culturales que puedan dar una guía sobre estas manifestaciones de violencia.
The isolated family groups that live in the Yasuní Region maintain their own social and cultural dynamics within a remnant of their traditional territory of use and mobility which is shared with Waorani villages. This territory adjoins with external actors who have settled there, exerting pressure it, generating conflicts which manifest in violent events. In 2003 a spear attack ended with a Waorani couple´s death. The speared man was a traditional Waorani leader who had returned to living in his ancestral territory, sharing with isolated families after having lived in contact since the 1970´s.
In spite of the particulars of this attack, a true understanding was not investigated by the Ecuadorian national society, other than the judicial process started by The State Attorney General through the Commission for Truth and Human Rights, to identify cultural aspects which can provide a guide to understanding these violent manifestations.
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