El artículo analiza la trayectoria de Eduardo Tarragona Corbella, empresario catalán de éxito que, a partir de los años cincuenta, se dio a conocer como analista de la apertura económica exterior llevada a cabo por el franquismo y que, en 1967, fue elegido procurador familiar en Cortes gracias a un discurso populista marcadamente discontinuo con la política del régimen. Su objetivo de trabajar desde dentro del sistema para impulsar la evolución democrática de España le llevó a chocar con el inmovilismo de la clase dirigente de la dictadura y –caso único en las Cortes franquistas– a dimitir como procurador familiar en octubre de 1969.
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