César A. Belziti, Ricardo G. Marenchino
El trasplante cardíaco es la mejor opción terapéutica para la insuficiencia cardíaca avanzada. Lo demuestran los resultados de miles de trasplantes realizados en todo el mundo con una significativa mejoría de la sobrevida a lo largo de los años. Sin embargo la oferta de órganos elegibles para trasplante cardíaco es aun limitada. En la actualidad se acepta el trasplante cardíaco en pacientes con patologías que eran consideradas una contraindicación para el procedimiento, una tendencia que seguramente aumentará en el futuro y hará más amplia la brecha entre el número de receptores y donantes. En nuestro país este problema está magnificado por la limitada accesibilidad a la asistencia circulatoria prolongada, ya sea como terapéutica de destino o para sostener a los pacientes hasta que puedan acceder al trasplante. La preservación cardíaca con sistemas de perfusión ex vivo y la utilización de donantes luego de muerte circulatoria puede colaborar en disminuir la brecha entre donantes y receptores, pero, debido a restricciones económicas y la ausencia de legislación en el uso de órganos luego de muerte circulatoria no parece una solución probable a corto plazo. La utilización de donantes subóptimos es una opción disponible, pero depende de la situación clínica del receptor y de la experiencia del equipo de trasplante.
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