La Alta dirección, hoy en día, se está enfrentando a un importante dilema. Por un lado, en un entorno empresarial en tan rápida evolución, debe alentar una cultura ligada al cambio para seguir siendo competitivos. Por otro lado, debe mantener a su organización centrada en una «ejecución impecable» para mantener a sus trabajadores y comunidades a salvo y para cumplir con las expectativas de los clientes. Todo modelo operacional de éxito a largo plazo debe gestionar adecuadamente la presión y el cambio, dos caras de la misma moneda que compiten por la atención de los líderes empresariales. En estas líneas se comenta la gestión del cambio.
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