En 1641 los maestros Francisco de Zurbarán y Francisco de Herrera el Viejo ejecutaban -a petición de la Real Audiencia de Sevilla- la tasación del conjunto de pinturas, estampas, iluminaciones y dibujos que habían pertenecido al III duque de Alcalá de los Gazules en su palacio de Sevilla. Esta noticia inédita verifica el alto valor de la colección y demuestra el conocimiento directo de sus piezas por dos de los pintores más representativos del Barroco andaluz. Además, la adjudicación de los precios pone en evidencia la aplicación de una serie de criterios que permitirán aproximarnos a las consideraciones teóricas manejadas por ambos artístas.
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