Durante años, en Hollywood, solo la vieron como la actriz ideal para interpretar a jóvenes cándidas, pero Olivia de Havilland sabía que valía para mucho más. Su papel de Melania en "Lo que el viento se llevó" le dio la fuerza para plantar cara a los prejuicios y acceder a los personajes que deseaba. Su recompensa fueron dos Oscar.
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