Después da una larga evolución medieval, sobre todo en los territorios peninsulares de mayor influencia castellana, el derecho de asilo quedó completamente definido, constituyendo una prerrogativa exclusiva de la Iglesia. Los ministros de la Iglesia defendieron este derecho, haciéndolo respetar durante tres siglos, enfrentándose incluso a las más altas autoridades civiles. Esta figura jurídica tuvo una efectividad real y cotidiana, constituyendo una de las salidas a las que primero acudían los delincuentes que pretendían eludir la justicia.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados