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Resumen de La vasculatura sistémica en la enfermedad renal crónica. Segunda parte

Felipe Inserra, Gustavo Lavenia, Pedro Forcada, Carlos Castellaro Bello

  • español

    Existen cambios estructurales importantes de la pared arterial en, prácticamente, todas las etapas clínicas de la enfermedad renal crónica. Son un marcador pronóstico y, al mismo tiempo, un factor de progresión y de eventos, tanto cardiovasculares como renales. Es por ello que tener una estimación del daño vascular y, mejor aún, un diagnóstico adecuado es esencial.La evaluación vascular en la consulta clínica, mediante la determinación de la presión del pulso y el índice de presión arterial sistólica tobillo-brazo, sirven como una orientación inicial del daño arterial de estos pacientes. Hoy podemos valorar, de manera accesible, las lesiones estructurales de las arterias mediante la cuantificación y caracterización, por ecografía vascular, de las placas ateroscleróticas de carótidas y femorales y por la velocidad de onda del pulso. En la gran mayoría de los pacientes renales la velocidad de onda del pulso está muy aumentada, comparada con poblaciones sanas, como consecuencia de múltiples mecanismos patogénicos. Las alteraciones vasculares, tanto de los grandes vasos como de la microcirculación, están fuertemente vinculados con la progresión de la enfermedad renal crónica, así como con complicaciones y eventos renales, cardiacos y cerebrales.En conclusión, en individuos con riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica, o en quienes ya la padecen, la medición de la rigidez arterial y de los daños ateroscleróticos de la pared vascular serían parámetros centrales para su evaluación y uno de los objetivos a considerar al diseñar estrategias preventivas del deterioro de los órganos blanco y eventos.

  • English

    There exist significant structural changes in the artery wall in almost all clinical stages of chronic kidney disease. They constitute a prognostic marker and, at the same time, a progression factor and an event factor, both cardiovascular and renal. For that reason, it is essential to have an estimation of vascular damage and, even better, an accurate diagnosis.Vascular evaluation during clinical consultation by means of determining pulse pressure and ankle-brachial pressure index are a helpful initial orientation of these patient´s artery damage. Today we can assess, in an accessible way, the structural lesions of the arteries by means of quantification and characterization, through vascular ultrasound, of carotid and femoral atherosclerotic plaques and through the pulse wave velocity. The vast majority of renal patients show increased pulse wave velocity, compared to healthy populations, as a result of multiple pathogenic mechanisms. Vascular alterations, both of large arteries and at the microcirculation level, are strongly linked to the progression of chronic kidney disease, as well as renal, cardiac and cerebral complications and events.In individuals at risk of developing chronic kidney disease, or in those who already suffer from it, the measurement of arterial stiffness and of atherosclerotic damage to the vascular wall is a central parameter for evaluation and one of the objectives to consider when designing preventive strategies against deterioration of target organs and events.


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